Si te mojas, estás muerta.
Las piernas enterradas en la arena hasta la cintura.
Sube la marea.
Por el momento, sólo salpican las gotas, de lejos, en plena cara.
La luna es quien manda.
La naturaleza humana, como si fuese un estudio sociológico.
La locura colectiva de las pequeñas gotas que nunca habían sido fuertes.
La luna lo sabe, y las protege, como una leona que arrasa para enseñar a sus cachorros.
Ya no entiende la dferencia entre el bien y el mal.
Es luna, no es persona.
La hermana ola que arrastra y se deja llevar por su propia fuerza.
Muchas gotitas. Es su oportunidad.
Subirá, llegará. La marea.
¿Hasta dónde me sumergirán las olas?
No puedo moverme.
Estoy tranquila.
Mi conciencia me deja dormirme, así, de pie, en la playa.
Por el momento no llegan a donde estoy, sólo salpican.
¿Cuántas olas más?
¿De qué calibre?
¿Hasta cuándo?
¿Hasta dónde?
Cierro los ojos para no enterarme hasta que ocurra.
Intento en vano desenterrar mi cuerpo sin perder la calma y no angustiarme.
Si te mojas, estás muerta.
Monday, November 24, 2008
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