Sunday, September 28, 2008

Raro raro

Tengo un casero raro raro...

Ni siquiera es su piso- él sólo recoge el dinero negro y hace las chapuzas que se tercien. No aparece en el contrato, a veces se llama Jose y otras Javier, cambia de móvil, se va a vivir a Aranda. Dice dedicarse un día a una cosa y otro a otra. Se inventa que su apellido es Almendra.

Cuando digo raro raro, no sé si me estoy explicando bien... Un casero raro raro se podría definir como un casero de estos que intentan tontear y te acarician el dedo mientras recogen el dinero, de los que aparecen sin avisar, de los que te encuentras por la calle demasiadas veces, de los que escriben tus iniciales junto a las suyas con silicona al pegar el plástico transparente sobre los azulejos que rodean la bañera. Un casero raro raro de los que quieren llevarte a cenar a cambio de pintar el salón de color salmón. Uno de los que te llama siempre a ti y no a tus compañeras de piso cuando quiere venir a cobrar.

Un casero que arregla el retrete con un cuchillo, se lo lleva sin querer, y luego vuelve a los cinco minutos, cuando no hay nadie más en el apartamento, sólo para devolvértelo... pero cuando abres la puerta te da el cuchillo directamente sin explicaciones, no precisamente por el mango, y te llevas un susto de muerte. Cuando lo coges finalmente por la hoja, te vuelve a acariciar el dedo.

Y tu no puedes hacer nada porque no hay nada que decir ni nada que hacer.

Salvo ser super seca, darle el dinero a tus compañeras y desaparecer cuando vaya a venir, y jurarte cada mes que buscarás otro piso en cuanto tengas un minuto para aprender cómo funciona eso de las hipotecas.

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