Supongo que todos hemos visto alguna vez una de esas películas en donde una computadora o un robot no comprenden cosas que a las personas les parecen obvias, no entienden un chiste, o por qué alguien se ruboriza, o para qué sirve cuidar. Lo que Santiago Alba ha llamado “nuestra cordura nihilista” nos ha conducido a un sitio no muy distante del de ese robot que no comprende en qué consiste ser humano, esto es: pertenecer a una especie animal que escribe y fabrica herramientas de gran complejidad y enuncia leyes y, como otras especies animales, cuida a las crías, a los cachorros, a los niños. Nuestra cordura nihilista, también llamada capitalismo, hace que tengamos que preguntar por lo evidente. He dicho alguna vez que el libro de Santiago Alba era delicado y brutal. Es delicado como lo vivo. Es brutal porque siempre incorpora violencia tener que preguntar por lo evidente: la violencia de otros sobre nosotros, y la violencia, también, de quien se quita de encima unas manos que le oprimen y le impiden respirar.
Belén Gopegui- ¿Para qué sirve el Ministerio e Asuntos Exteriores?
Rebelión
Saturday, December 29, 2007
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