Wednesday, November 21, 2007
Pasar por el aro
Le han puesto a Franco un plastiquito.
A tomar por saco la Ley que dice que hay que quitar a todos los Francos de las plazas.
No sólo lo mantienen en un lugar público, sino que encima le regalan un condón protector.
B. se ha pegado un susto esta mañana en la Plaza Mayor.
¡Ah! Franco con condón.
Es esa manía de ganar siempre, ¿verdad? Ése lugar en el que prima el Yo por encima de todas las cosas. El egoísmo. La total falta de humildad. No admitir errores garrafales.
¿No está más mono tricolor?
Es el individualismo lo que no puedo tragarme, no es otra cosa. El afán de protagonismo como objetivo en sí.
Cualquier defecto en un discurso o en su interpretación, de contenido o de forma, se perdona fácilmente, al menos desde esta jodida torre de frágil estructura, mi castillo de naipes lleno de grietas, fisuras y errores básicos de construcción.
Pero el individualismo puede conmigo.
Antes le ponía parches a la torre. Ahora he aprendido a derribarla entera en vez de ser tan chapucera.
No tarda uno mucho en captar los valores que le han inculcado al ponente. Basta con saber escuchar.
Y lo paso mal cuando me doy cuenta.
Lo paso fatal porque serán más de 750 páginas dedicadas a la educación en valores, el altermundialismo y la simultánea (pfff... comprensión, pfff... análisis, pfff... producción), entre otras cosas.
La culpa es un poco mía, por sufrir.
Se soluciona de cuajo, no crean. Basta con parar.
Ahora ya no estoy hablando de Franco. Me he pasado al sexo por el sexo con individuos bogartianos.
Una cosa es divertirse y otra el hedonismo caiga quien caiga, el hacer primar una sensación momentánea y olvidarse del fondo; el amor como magia únicamente, después de unas copas y un tira y afloja cruel, la manipulación, ahora te quito el caramelo, ponme la miel en los labios; el amor como estallido hormonal... no molestarse siquiera en conocer a la otra persona, quererla, aprender, avanzar.
Me repito, lo sé.
Es por frustración más que otra cosa.
Es... llegar a Ruanda y ponerse a leer poesía a un niño lleno de moscas.
Es la galaxia del codazo en el metro.
Un Bogart necesita a una Bacall. Pan con queso, leche con galletas, las guerras estallan, no se constituyen, los papeles se desempeñan, no se juegan, se sube pa arriba, se baja pabajo, se siente mucho, Cenicienta con el Príncipe, Tom y Jerry, Pin y Pon.
Ya me lo dijo B. en su día, eso de que Bogey va con Baby, Betty Joan. 25 años de diferencia que tiene su función en el mundo de las cosas colocadas.
"Y tú, Meri, eres Lara Croft".
-¿Y con quién coño sale Lara Croft?
-Pueees, con... ¡claro mujer! Con este, con... Laro Croft. El señor Croft. El señor de Lara.
-Ya.
Mis próximas citas profesionales, lovely people, me impiden seguir hablando tanto de mí como quisiera.
Llevo un par de meses dedicándome a los demás día y noche. Ya está bien.
A lo largo de la semana que viene me movilizaré, durante el fin de semana me solidarizaré y en el puente impartiré cierto tipo de sabiduría alterindividualista en París.
Que sean, de todo corazón, tan felices como se pueda llegar a ser.
Que algún día sepan recordarme con cariño a mí y a mi función en el universo de las cosas colocadas.
Que quiten de una puta vez a los Francos de las plazas.
Y que se pongan ustedes los condones, señores, no en la barriga ni en el ombligo, donde no sirven de nada, sino en algún lugar donde prevengan infecciones y demás guarrerías pegadizas, mortales o no.
Me atrevo a sugerirles que empiecen quizás por la punta, hasta llegar a lo que sería, como en un altar, la peana de sus temerarias y confusas pollas.
Besitos,
M.
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