Thursday, October 11, 2007

Mindblowing challenge

Los de consecutiva de francés me han salido listos, este año.

Son todo un reto.

Vienen de todas partes, tienen tablas, saben lo que dicen.

Tres son bilingües. Uno ha vivido siete años en Francia. Son niños de madres y padres argentinos, alemanes, vascos, argelinos. La francesa tiene cuarenta años y un registro en español que ya quisiera un político.

Han viajado por todo el mundo. Saben.

Son sólo siete (no vale hacer el chiste de Blancanieves).

Dios, vamos a hacer MARAVILLAS este año.

Cuánto potencial.



Por lo pronto, les he puesto a jugar ;-)

Han perdido el miedo, se ha creado buen rollo, se han superado memorizando, improvisando. Se han dicho los unos a los otros lo bien que lo hacen, sus puntos fuertes.

Después, poco a poco, ha llegado la autocrítica. Luego, han criticado a los demás.

Tan contentos.

Les he explicado que eso es lo esencial en un intérprete. Saber dónde están sus lagunas y, a partir de ahí, mejorar. A unos les fallará el francés, a otros, el español, su registro, los nervios, la toma de notas, la comprensión oral, el vocabulario.

Cada uno tiene un nivel distinto en habilidades separadas, pero lo importante es el resultado final. Sólo tendrán una oportunidad para hacerlo bien cuando estén ante un público, y mejorarán únicamente si son conscientes de sus fallos, si los machacan en casa todo el año.

Diosssss, tantísimo potencial.

Cómo me gusta.

Por eso hago yo la tesis en esto ;-)


Ayer le explicaba a Cris que me identifico con los que se aburren en clase porque pasé primero y segundo de carrera soportando a mi profe de inglés; rellenando huecos en un libro lleno de dibujos, escribiendo redacciones sobre textos mal fotocopiados del Times. Hastiada. Vacía.

Yo, lo único que conseguía en clase de inglés, era molestar.

No quiero que a mis niños les pase igual. A los que van de sobrados, o les das caña, o se quedan tal y como están. No avanzan.

Otros necesitan seguridad y hay que darles más mimos. Cada uno tiene que superarse dentro de sus posibilidades. Es difícil saber cuándo puedes machacar y a quiénes, too, y por cuánto tiempo apretar. Una de cal y otra de arena. Those who can take it.

Cuando te tocan listos, el reto es tuyo. De hecho, el reto está en hacer que la clase sea un reto para ellos. Y a veces pasa que ya no sabes qué inventar. Pero son ellos los que tienen que inventarse; tú sólo puedes guiar.

Luego suele haber alguno que se niega a darse cuenta. Es totalmente incapaz de admitir las críticas de los demás, nevermind hacerse él la autocrítica.

Esos son los que se presentan al examen en junio igual que estaban en septiembre. Casi siempre suspenden, por selección natural.

Como lo que me contaba B. de un chico que se cayó de una atracción de feria por haberse negado a amarrarse, el muy chulito.

Es selección natural.

Si eres así de tonto, tío, te mueres. Lo siento.


Tratamos all these issues last night during a conversation entre Cris, Miriam y yo, comiendo costillas en el Bambú. Hablamos de pedagogía crítica, de nuestras tesis. De que en didáctica de la interpretación queda TODO por inventar. Los estudios de interpretación tienen sólo veinte años. Nadie, o casi nadie, le ha aplicado a nuestra rama investigaciones en oratoria, disponibilidad léxica, aprendizaje de lenguas, bilingüismo. Y, si lo han hecho, han sido estudios puntuales. Queda todo por hacer. Ideología, mediación, interculturalidad, pedagogía. Análisis del discurso.

En eso consiste la interdisciplinaridad, supongo ;-)

Por eso es tan importante juntarse, hablar. Decir chorradas que funcionen y que no funcionen. Grandísimas barbaridades, o bombillitas de genialidad.

Se nos ocurrieron mil ideas.


Pero se habían acabado las costillas y pedimos una ración más.

Era demasiado. Nos había podido la gula.

Nos quedamos mirando las costillas que sobraban, jugosas, pidiendo a gritos que nos echáramos encima y les diéramos un buen repaso:

- Es esto, Salamanca, tía, ¿verdad? Una ciudad de extremos. Una ciudad de carnaza hasta explotar.

- O te comes la carnaza, o te quedas mirándola. No hay punto medio.

Nos entró a las dos tal ataque de risa, que no podíamos parar. Nos dolía la tripa, los de alrededor miraban.

No sé lo que pensaría Miriam de nosotras.

Pasó un rato. Esperamos. Hicimos un sitio. Y claro que nos comimos la carnaza. No la íbamos a dejar ahí, pudriéndose.

eros
reos
rose
serø

Tina Tinero

La conclusión a la que llegamos fue que la sabiduría no está en los datos. No somos ordenadores. El señor Google no sueña, aunque lo sepa todo.

Volviendo a casa por San Esteban recordé algo que me enseñaron hace muuuucho tiempo, en Francia, en otra vida:

No es más listo el que más sabe, sino el que más aprende.

Besitos,
M.

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