He dormido diez horas.
Quéeeee bien estoy, joder. Qué a gustito.
Anoche cené con el alemán para celebrarlo, de vuelta a ése mundo sin dobles sentidos en el que un rubio imponente de metro ochenta se levanta a las siete cada día para ir a la piscina a moldear los músculos, antes de asistir a todas las clases de las dos licenciaturas que hace a la vez. Ése plácido país católico en el que Dios existe y todo el mundo intenta ayudar a los demás, sacar las mejores notas y reciclar los envoltorios de plástico.
Es un niño muy dulce, pero ya se acabó.
Ha molado, though, hacer de profe un rato. 22 añitos, nada menos. 22 añitos y plenamente consciente de su potencial, de lo que no quiere, de su capacidad para hacer el bien y ser feliz.
No es que ya no me guste, no es eso.
Es que empezar algo sabiendo que no tiene futuro ya no me merece la pena.
Tampoco quiero que me prometan nada desde un principio, sin saber si va a funcionar o no. Pero sí que exista la posibilidad de que si funciona, si arranca algo, pueda continuar después.
Ni siquiera sé lo que viene después. Pensarlo me acojona más que nada en este mundo.
Sería como empezar a investigar en un tema sabiendo que no va a dar más de sí. Es perder tiempo y esfuerzo en no avanzar, no aprender, no mejorar, no madurar, quedarse ahí, atascada en la adolescencia intermitentemente.
Es, precísamente, ir en círculos.
Friday, September 21, 2007
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2 comments:
¡en hora buena por el concurso!ya sabes que te lo mereces todo.Me pongo muy tristona en leer trozos de vida salmantina pero me siento mas cerquita a ti.Dale un beso de mi parte a B. el aleman guapeton!
Un bacione grande
Eva
Se lo daré.
Qué pena que no sigas aquí, nena, que es de tu edad y yo te lo cedo gustosa ;-)
Además, le conocí gracias a ti!!!
Un besito,
M.
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