Es insólito, lo sé.
Pero me gusta el fútbol.
Me está pasando como con las clases de batuka aeróbica, que al principio me reía y no podía ni mirar al espejo de la vergüenza ajena, y propia, que me entraba.
Y ahora va y me gusta el fútbol.
Como deporte, claro, no como espectáculo. Y no es por un tío.
Es por varios tíos, que nos enseñan a jugar varias tías, cada miércoles, al otro lado del puente romano.
Nunca acabaré de entender las complejidades de la mente humana.
O quizás viene siendo que ya sí...
Besitos,
M.
Thursday, September 13, 2007
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